lunes, 25 de noviembre de 2013

El parque inolvidable

Volvió a ese parque, su parque, en ese en el que tanto tiempo atrás había sido feliz. Estaba recordando su niñez, todo lo que había vivido allí. Sus tardes enteras jugando con esa gente, que ahora en el futuro son esos amigos de los que no se separa, le ayudan y la quieren con locura. En el que se cayó por primera vez, y se hizo los rasguños más profundos de su vida. En el que le rompieron el corazón, en el que había vivido algunos de los mejores momentos de su vida y algunos de los peores también. Quizás a mucha gente no le gustaba ese parque, nadie entendía porque le gustaba tanto, puesto que no tenía columpios ni toboganes ni nada especial pero para ella tenía cosas más especiales. Le encantaba las hojas entre verdes y marrones en otoño y las de los arbustos rojas y otras verdes, y la esquina del parque en el que estaba el rosal era su parte preferida, lo más bonito era cuando las rosas estaban a punto de florecer.
Quizás lo que había pensado era una tontería pero tenía 80 años y sabía que no le quedaba mucho de vida. Tenía claro donde quería permanecer siempre, en aquel parque donde había vivido cosas tan bonitas y había conocido al primer amor.

Meses después ella murió, sus hijos tiraron sus cenizas al parque, estaban tristes pero sabían que ella donde estuviese siempre sonreiría por estar en aquel maravilloso lugar.

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